Identidad Digital y Menores

Los menores de edad y la creacion de su identidad online


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Jornada Ciudadanía Conectada: ciudadanía digital y prevención del ciberacoso

“Ciudadanía digital y prevención del ciberacoso” es el título de la jornada divulgativa  promovida por PantallasAmigas, Twitter y Red.es, entidad pública adscrita al Ministerio de  Industria, Energía y Turismo.

Ciudadanía Conectada: jornada por la prevención del ciberacoso a través de una ciudadanía digital responsable

 

Ciudadanía Conectada es una jornada que ayudará a  profundizar en el conocimiento de las oportunidades y necesidades que se abren en una sociedad cada vez más digital e interconectada. Junto con las inmensas ventajas, se afrontan  retos que tienen que ver con la privacidad, la convivencia y la existencia de diversas formas de violencia digital entre las que destaca el ciberacoso en sus variadas manifestaciones.

Es necesario implementar estrategias educativas acordes con las nuevas características de la ciudadanía en Red, especialmente de niños, niñas, adolescentes y jóvenes: cambiantes y muy diversas percepciones, usos, costumbres, valores y… herramientas.

Fecha: 8 de Octubre de 2014

Lugar: Salón de Actos de la Secretaría de Estado – Telecomunicaciones y Sociedad de la Información (SETSI)

C/Capitán Haya, 41. Madrid

Información e inscripciones: www.ciudadaniaconectada.es

Hashtag del evento: #CiudadaníaConectada

Objetivos:

  • Profundizar sobre los usos positivos de Internet para el ejercicio de la ciudadanía mediante la promoción y la participación, más allá de la protección.
  • Reflexionar sobre la importancia del fomento de la cultura de la privacidad.
  • Identificar todas las formas de ciberacoso, en especial las emergentes que tiene que ver con la ciberviolencia de género.
  • Conocer los cambios previstos en la Ley y las responsabilidades para quienes usamos la Red.
  • Explorar nuevos recursos y metodologías educativas por un disfrute saludable de Internet así como estrategias preventivas de la violencia digital.

 

Destinatarios/as:

Profesionales y responsables públicos implicados en el trabajo con niños, niñas y adolescentes en campos como como la educación, la mediación, la salud, la orientación, la sicología, la sociología, el trabajo social… así como padres y madres.
 

PROGRAMA

09:30 – 10:00 Recepción y acreditaciones
10:00 – 10:15 Inauguración de la jornada
César Miralles. Director General de Red.es (por confirmar)
10:15 – 11:00 Mecanismos de seguridad y prevención del ciberacoso en Twitter
Patricia Cartes.  Directora Global de Seguridad de Twitter
11:00 – 11:30 Peter y Twitter, educación para la convivencia y la ciudadanía digital
Jorge Flores. Fundador y Director de PantallasAmigas
11:30- 12:00 Reforma del Código Penal y su incidencia en el uso de Internet
Ofelia Tejerina. Abogada especializada en TIC y Dra. por la UCM
12:00- 12:15 Receso
12:15 – 13:00 Internet para el servicio público y la colaboración ciudadana; el ejemplo de @policia
Carlos Fernández. Responsable de Redes Sociales de la Policía Nacional
13:00 – 13:30 Videojuegos para la educación en competencias digitales e igualdad
Urko Fernández. Director de proyectos de PantallasAmigas
13:30-14:00 Prevención del ciberbullying y protagonismo del alumnado
José Antonio Luengo. Psicólogo, miembro Junta COP de Madrid y profesor de la UCJC

Jornada gratuita. Plazas limitadas hasta completar aforo. Inscripción obligatoria.
Datos de identificación necesarios para el control de seguridad en el acceso.

Información e inscripciones: www.ciudadaniaconectada.es


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Los ciberacosadores suplantan y denigran sistemáticamente la identidad digital de sus víctimas

(Reproducimos resumido y adaptado un magnífico artículo de Ángeles López para La Razón, que narra con detalle un grave caso de ciberacoso contra una mujer.)

ilustración ciberacoso violencia sexual contra la mujer a través de Internet y otras TICMás de dos años, cerca de novecientos días con sus correspondientes noches, lleva siendo objeto de ciberacoso. Un psicoterror lento, calculado y perfectamente dosificado por un depredador online dispuesto a convertir su PC, móvil o tablet en un campo de concentración. Al despertar cada mañana no sabe por dónde le puede caer la guadaña psíquica: podría ser un email intimidatorio, ver su foto –junto a su nombre, teléfono y dirección– asociados a páginas de prostitución, comprobar que su identidad ha sido suplantada en la Red o recibir decenas de llamadas y otros tantos SMS. Ha visto reducidas sus ofertas laborales «la gente recela de trabajar con alguien que puede ser problemática». «Al final el ‘‘calumnia, calumnia’’ de Molière, funciona», expresa conmocionada.

No en vano, J., el acosador, intenta cercar su vida emocional, social y laboral, falseando su identidad en Facebook, Twitter o Youtube para añadir a sus amigos, para saber de sus movimientos, e incluso se ha personado en su entorno laboral para difamarla ante sus compañeros tildándola de prostituta especializada en sexo oral… «Las amenazas y peticiones de perdón se suceden alternativamente en los distintos medios tecnológicos que poseo», refiere ella, la acosada, artista multidisciplinar, fotógrafa, bloguera y DJ de 28 años. Hasta que hace unas semanas el acoso dejó de ser virtual: en la acera y fachadas de su vivienda, se puede leer junto a un corazón graffiteado: «P. te amo».

«Tengo un pensamiento, como un ‘‘leiv motiv’’ recurrente: terminar con mi vida. No puedo más. Estoy sitiada, sin ofertas laborales porque se ha ocupado de dinamitármelas, sin ganas de salir de casa y en tratamiento psiquiátrico por estrés y ansiedad. Por no hablar de la abulia y el insomnio que padezco». El macabro ataque se ha redoblado cuando su acosador ha recibido una citación del juzgado para el mes próximo. Además, una de las tres denuncias se ha convertido en causa penal, a instancias del Ministerio Fiscal.

«Antes que ciberacosador, cualquier individuo que acomete tales prácticas es, simple y llanamente, acosador. Da igual si los motivos son ridiculizar a un estudiante (ciberbullying) o presionar a un adulto para mantener una relación: la focalización y obsesión, son idénticas, sólo que Internet se presenta como un caldo de cultivo más impune, aunque sólo teóricamente», aclara Iñaki Piñuel, profesor de la Universidad de Alcalá, psicólogo clínico y experto en acoso. No en vano, explica, el acosador persigue aterrorizar a la víctima y no pocos están persuadidos de que tienen una causa justa para asediarla pues merece ser castigada. Cada macabro canal de destrucción psicológica tiene su intrahistoria. El inicio de este tipo de «grandes enemistades» es tan antiguo y patológico como desoír un no por respuesta.

Chica guapa de 28 conoce a un tipo que le supera en casi una década. Se toman una copa con amigos y él se lleva una negativa de ella para iniciar cualquier tipo de relación sentimental. Aunque en un primer momento se intercambiaron los teléfonos y se añadieron mutuamente a Facebook, tras un primer desencuentro, P. y sus amigos le expulsan de todos sus muros de las redes sociales. Pero su comportamiento fue de manual: falsas acusaciones para dañar su reputación, publicación de información falsa en sites –crea sus propios webs, páginas de redes sociales, blogs o fotologs para su propósito–, recopilación de información a través de amigos o compañeros de trabajo para conocer los movimientos de «su presa».

Sólo así saben el resultado de sus difamaciones; a menudo monitorizan las actividades de la víctima e intentan rastrear su dirección de IP en un intento de obtener más información sobre ésta o de que gente extraña se pueda adherir a su agresión. «El problema del acosador es que el obstáculo que les pone su víctima de no querer saber de ellos, aumenta su deseo. Cuánto más se quiere retirar ella, más se obsesiona él», resume el experto Iñaki Piñuel. «Incluso incurren en la falsa victimización y el acosador puede alegar que su presa le está acosando a él», matiza Sara Solano, directora del Gabinete Psicológico Ecubo. P. asiente al escucharlo: «Cuando se entera de que le he denunciado la primera vez, duplica sus esfuerzos: se hace pasar por mí en las redes (sociales), se pone en contacto con los diseñadores que me contrataban o con fotógrafos con los que he trabajado para decirles que soy adicta a las drogas, anoréxica o seropositiva, también que practico la zoofilia, que mantengo relaciones sexuales con mis propios padres… O me llama bajo falsas identidades para ofrecerme trabajos, hasta que me doy cuenta de que es él».

La omnipresencia y difusión instantánea de la Red provoca que el ciberacoso pueda llegar a ser tanto o más traumático que el físico: «Al levantarme, escribo mi nombre para ver qué se le ha ocurrido decir de mí: rastreo todos mis perfiles falsos para borrar todos los comentarios, sé que recibiré incesantemente llamadas o SMS, de amigos o de profesionales de mi medio, que terminan pensando que me he vuelto loca escribiéndoles salvajadas inimaginables, que por supuesto no he escrito. Provoca una vulnerabilidad total. Porque, a día de hoy, ni siquiera tengo una orden de alejamiento», explica P. Al ser una agresión no presencial, el ciberacosador no tiene contacto con la víctima, «no ve sus ojos, su dolor, con lo cual difícilmente podrá llegar a sentir empatía o tener compasión. Obtiene satisfacción en la elaboración del acto violento y al imaginar el daño ocasionado en el otro, ya que no puede vivirlo in situ», aclara la terapeuta Sara Solano. «El acosado –añade Piñuel– puede tener secuelas de por vida si no es tratado a tiempo».

Maltratar es sencillo

Para según qué tipo de acoso, no hay por qué tener ninguna pericia técnica. «Hoy día cualquiera sabe crear una cuenta de correo. Basta con que sepa tu número de teléfono para que pueda poner un anuncio en una red de contactos y saturarte el teléfono ofreciendo sexo gratis en tu nombre. A menudo tiene que ver más con una cuestión de ingenio. Otra cosa muy distinta sería querer robar datos de tu ordenador o móvil para luego publicar información privada o fotografías tuyas en cualquier página web. En ese caso sí que se necesita algo más. Por lo general un ciberacosador no tiene por qué tener ningún conocimiento técnico avanzado», explica Juan Carlos Jiménez, Ingeniero Informático y Experto en Tecnologías de la Información.

«El final de mi mundo conocido». Así denomina la propia P. el momento en que le interpone una segunda denuncia –en febrero de este año– por coacción, amenazas, suplantación de identidad y daños morales. Tras rellenar un extenso formulario en comisaría, pidió abogado de oficio, ayuda psicológica y una orden de alejamiento. Nunca tuvo noticia de ninguna de las tres cosas. Pasados los meses, y al ver que no se la llamaba para juicio, intenta informarse «y me dicen que si no voy con un abogado y un procurador no pueden informarme sobre el proceso».

Y añade: «Contraté ambas figuras legales y nos enteramos de que en lugar de como “parte” acudiré al juicio el mes próximo, sólo como víctima y testigo».

Es decir, no está personada en la causa «porque no es parte, por lo que tampoco puede tener acceso a las copias del escrito de acusación ni saber el dossier de investigación que ha recabado la Policía», resume su abogado, quien prefiere mantenerse en el anonimato, por preservar la identidad de su defendida. «Pero el Ministerio Fiscal se está portando de maravilla porque ha pasado de ser considerada una posible falta a un posible delito».

Desde el momento en que J. –operario en paro que vive con sus padres– ha recibido la citación judicial se ha ocupado de redoblar esfuerzos «torturadores» por todos los medios tecnológicos conocidos. «¿Acaso quiere su momento de gloria?… ¿Te torturo porque eres mía?», resume P.

Psicópatas que buscan el suicidio de su víctima

Rasgos propios de un trastorno narcisista de la personalidad y de un psicópata, según la suma de diversos autores. Hablamos de «un depredador moral» que plantea su relación con los demás como un juego mortal. Una partida de ajedrez en la que él mueve todas las piezas pero teniendo maniatado a su adversario.

«Acostumbran a acosar en serie, pero no en paralelo, lo que quiere decir que, por sus biografías, producirán esta conducta de forma permanente.. Primero una, luego otra, y otra –explica Iñaki Piñuel–, mientras, la víctima se siente indefensa o, en algunos casos, culpable, pero siempre sufre un aislamiento psíquico. No tienen por qué ser personas débiles psicológicamente, muy al contrario, puede ser que se enfrenten directamente a su acosador. Pero ellos siempre intentarán manipular el entorno para ponerlo de su parte».

Mientras el entorno tiende a trivializar la situación –«olvídalo», «no hagas caso»–, el individuo ejerce en un permanente gutta cavat lapidem su violencia sin huella. El fin no es destruir a su presa de forma rápida, sino someterla lentamente hasta dejarla paralizada y disfrutar del interín. Es como un crimen perfecto, porque la mayor parte de los casos no es el agresor quien mata, sino el agredido quien se quita la vida.

El suicidio es el mayor triunfo del acosador moral, lo sepa o no. «Pero conmigo no va a poder –sentencia P. con seguridad– ni me hará caer en la tentación de cometer un paso en falso como intentar comunicarme con él o infringirle yo algún tipo de daño o insulto».

La obsesión de J. y el imperativo de notoriedad frente a ella –y el mundo– obedecen a una patología social nueva. Pero, como resume la víctima a modo de despedida: «Colorín, colorado, confío en que cuando le impongan una orden de alejamiento y le caiga la condena que merece, diré que este cuento se ha acabado. Para poder por fin descansar de una vez».

El ciberacoso no está tipificado (como tal) en el Código penal

El uso de las tecnologías con el propósito de dañar a alguien de manera reiterada y deliberada tiene sus consecuencias legales. «El ciberacoso es un fenómeno moderno y, como tal, no está tipificado en el Código Penal. Aun así, la mayor parte de los delitos cometidos a través de las tecnologías de la información sí lo están. Por ejemplo, el artículo 143 del Código Penal castiga con pena de prisión de cuatro a ocho años al que induzca al suicidio de otro. No importa el mecanismo utilizado, o si se induce a éste en persona, verbalmente, por chat, por SMS. La agresión física representa sólo una pequeña parte del total de estas conductas. La justicia es siempre lenta y la creación de leyes y reglamentos aún más. No hay un tremendo vacío pero las cosas están muy lejos de ser perfectas», explica Juan Carlos Jiménez. «Lo que es casi seguro –explica Luis García Pascual, inspector jefe de brigada de investigación tecnológica– es que el ciberacosador puede pasar de la potencia al acto, es decir, de la agresión virtual, a la real».

«Sus muertes fueron como si fueran mías»

«Cuando se suicidó la chica de 15 años Amanda Todd, como esta semana al conocer la del joven holandés, lloré sus muertes como si llorara la mía propia», explica P. También se han producido otros recientes suicidios por ciberbullying y sextorsiones en los EE.UU. y Francia.

Fuente: La Razón. Adaptado por PantallasAmigas.


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La usurpación de identidad en las redes sociales como delito penal y vulneración de la LOPD

Aunque falsear un perfil en una red social puede constituir desde falsedad de documento público hasta un delito tipificado en el Código Penal, la Justicia no está actuando adecuadamente al respecto, según explica Carlos García-León en Expansión. Pero al menos por la vía de la AEPD se está actuando, como ya explicaba Ofelia Tejerina, de PantallasAmigas, hablando de otros problemas en la Red. Ahora la AEPD ha impuesto una multa de 2.000 euros a un usuario por suplantar la identidad de otra persona en la red Badoo. Según García-León los jueces españoles tampoco han creado jurisprudencia al respecto.

La AEPD recibió la denuncia de una particular en la que explicaba que venía recibiendo llamadas en su teléfono móvil relacionadas con un perfil supuestamente abierto por ella en la red social Badoo. En dicho perfil existían fotografías suyas, además de un texto solicitando relaciones sexuales con hombres y referencias a las supuestas preferencias sexuales de la denunciante.

Tras las investigaciones realizadas por la AEPD y la Guardia Civil se pudo identificar, a través de los ISP la dirección IP desde la que había sido creado el perfil, y que se correspondía con una cuenta telefónica perteneciente a la actual pareja de su ex-pareja.

La AEPD ha acordado imponer a la denunciada una sanción de 2.000 Euros, por una infracción grave del artículo 6 de la Ley Orgánica de Protección de Datos, referido al necesario consentimiento del afectado para el tratamiento de datos personales.

Pero, ¿en qué casos es delito suplantar la identidad en las redes sociales? En opinión del abogado Alejandro Touriño, podríamos hablar de tres supuestos:

  1. Si la conducta consiste simplemente en registrar un perfil falso sin utilizar los datos ni la fotografía de nadie en concreto, la acción no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del probable incumplimiento de los términos de uso de la red social.
  2. Si el perfil utiliza nuestra fotografía o nuestros datos, se estaría produciendo, en primer lugar un ilícito civil, por vulneración del derecho a la propia imagen reconocido por el artículo 18 de la Constitución Española.
  3. El anterior comportamiento supondría además un delito de usurpación de identidad o estado civil, previsto por el artículo 401 del Código Penal.

Fuente: Expansión
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Cómo luchar contra el robo de identidad en las redes sociales

La suplantación de identidad de un(a) internauta es una táctica que suelen usar los menores que realizan ciberbullying así como algunos pederastas dentro de procesos de grooming.

El FBI diferencia dos tipos de pedófilos online: los que se contentan con coleccionar de forma anónima imágenes de pornografía infantil (compartiéndolas o no), y los que buscan el encuentro cara-a-cara con los menores (con intenciones sexuales). Estos últimos suelen crear identidades falsas, a menudo fingiendo ser también adolescentes. Fuente: (Stop Grooming!)

En otras ocasiones, roban la identidad de una menor, para acceder a datos de otras menores o lograr imágenes comprometedoras haciéndose pasar por esa amiga real.

En el caso de ciberbullying el abusón puede atacar a su víctima también desde una cuenta robada (de un amigo de la víctima por ejemplo) o bien puede robar la cuenta a la propia víctima para atacarla desde dentro.

Además, existen puntos flacos de los sistemas de cookies que pueden permitir el acceso ilícito a las cuentas.

Según informa María Lázaro Ávila, España encabeza, junto con Bulgaria, el ranking de países europeos con más víctimas de robos de identidad on line (Eurostat, febrero de 2011): un 7% de los españoles afirma haber sido víctima de abuso de información personal y violaciones de la privacidad, frente al 4% de media de la Unión Europea.

La primera denuncia por suplantación de personalidad online ante la Agencia Española de Protección de Datos española se remonta a febrero de 2009. En febrero de 2011 se conoció que la escritora Lucía Etxebarría había denunciado ante la Policía que en Twitter existía un perfil falso a su nombre desde el que alguien había estado insultando a sus fans y lanzando comentarios racistas, sexistas y contra los homosexuales.

Anteriormente, el Código Penal español consideraba delito usurpar un estado civil, usar públicamente un nombre supuesto y ocultar el nombre a la autoridad pública. En la reforma de 1995 se suprimieron los dos últimos delitos, y se mantuvo sólo la usurpación de estado civil, es decir, la suplantación completa de identidad en todos los actos de la vida, que se castiga con penas de prisión de seis meses a tres años. Supuestamente esto eliminó la posibilidad de denunciar perfiles falsos en Internet.

No obstante siguen existiendo delitos aplicables a estos casos, como los de amenazas, injurias, coacciones, etc. Además la suplantación de identidad puede tener implicaciones en cuanto a protección de datos personales, el derecho al honor, a la intimidad personal o familiar y a la propia imagen, entre otros.

Para denunciarlo, existen principalmente dos vías:

  1. Contactar con la empresa responsable de la red social online e iniciar el proceso administrativo que cada una tenga disponible, usualmente por incumplimiento de las condiciones de utilización.
  2. Recurrir a la Policía o la Guardia Civil.

Twitter, p.ej., considera una violación de sus reglas…

Usurpar la identidad. Se considera como tal fingir ser otra persona o empresa con la intención de engañar y confundir. No se considera sin embargo una violación si se trata de una cuenta de parodia, comentario, imitación o cuentas de admiradores/fans (…)

Para denunciar una suplantación, hay que enviar una solicitud desde la página de ayuda de Twitter y proporcionar ciertos datos. Twitter se compromete a investigar, solicitar más información por correo electrónico y suspender la cuenta implicada de forma permanente si se comprueba la violación.

Facebook dispone de opciones para denunciar suplantación de identidad. Hay que ir al perfil impostor y hacer clic en el enlace «Denunciar a esta persona», situado en la columna izquierda. A continuación, marca la casilla “Este perfil se está haciendo pasar por otra persona o es falso” y selecciona el motivo: “Se hace pasar por mí”, “Se hace pasar por alguien que conozco”, “Suplantación de una figura pública o una personalidad”, “Representa un negocio o una organización” o “No representa a una personal real”. Fácil y sencillo. El inconveniente es que no se proporciona feedback de que Facebook esté tramitando realmente la denuncia.

Fuente: Hablando en corto y elaboración propia.
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La desprotegida identidad digital de los usuarios de Facebook

Logo Anti-facebookUsuarios de Facebook denuncian que la compañía les ha eliminado sus cuentas por razones poco claras. Según los expertos, la conocida red social online decide qué es justo o ético sin ajustarse a las leyes. Si te expulsan, «jamás sabremos si venden tu material o crean una biblioteca con él». Tras la clausura de un perfil, el usuario pierde todo lo que en él alojaba.

FacebookManuel Tapial, activista propalestino conocido por ser miembro de la expedición de la ‘Flotilla de la Libertad’ que fue atacada por Israel cuando viajaba rumbo a Gaza con ayuda humanitaria, intentó por última vez entrar a su perfil de Facebook el pasado día 21 de noviembre. Un aviso le negó el acceso, explicándole que le habían deshabilitado la cuenta, pese a que él asegura que no tenía publicado nada que infringiese las indicaciones. «Me leí bien las condiciones, por lo que puedo afirmar que no contravine ninguna tranquilamente»,asegura Tapial, quien no obstante «sospechaba que esto pudiese ocurrir,por mis contenidos solidarios y comprometidos».

Facebook login pageFacebook realiza la eliminación de cuentas y contenidos motivado siempre por la denuncia de otro usuario, de forma que todo propietario de un perfil tiene capacidad ‘censuradora’. Tapial, por ejemplo, cree que grupos pro israelíes organizados en la Red pueden estar detrás de la clausura de su cuenta, cosa que jamás podrá ser demostrada, porque las denuncias en Facebook son anónimas. Por su parte, el departamento de comunicación de Facebook España asegura que todas las cuentas denunciadas se analizan antes de decidir si deben eliminarse.

El caso de Manuel Tapial no es el único. Elena Miralles fue otra usuaria expulsada de Facebook cuyo único error, según pudo saber después de que se le negase el acceso a su perfil, era haberse cambiado el nombre por ‘Jelen’, un apodo usado por amigos y familiares que es motivo de expulsión para Facebook. Guillermo Hernáinz no ha conseguido que nadie desde la red social le explique por qué le han clausurado su perfil en tres ocasiones, aunque sospecha que se debe a haber publicado «la imagen de la portada de la revista en la que trabajaba, erótica». También se clausuraron, sin explicación y hasta en once ocasiones, cualquier intento de promoción de la ‘besada homosexual’ convocada en Barcelona con motivo de la visita del Papa, el pasado 7 de Noviembre. Todos los afectados, después de haber perdido todos sus contactos, sus imágenes y sus conversaciones, aseguran no haber recibido notificación o posibilidad de reclamación antes de que Facebook echara el cerrojo, al tiempo que desde la compañía insisten en que ninguna cuenta se cierra sin previo aviso.

Facebook defiende su trabajo explicando que la tarea se lleva a cabo desde el centro operativo de Irlanda, donde «un equipo de atención al cliente centraliza las reclamaciones». Sin embargo, fuentes de la red social reconocen que «dar salida y servicio a todo el mundo es muy complicado, pues los usuarios de Facebook crecen a un ritmo más acelerado que el de la compañía, y por ello no se garantiza cuándo y a qué nivel de detalle Facebook te va a atender y a explicar los motivos del cierre tu cuenta».Además, dejan ver que «cuando se trata del cierre de un contenido público o con miles de seguidores se mira más al detalle porque la gente puede creer que Facebook censura, pero cuando se trata de un perfil privado, sí se cierran más fácilmente, en muchos casos por errores técnicos del usuario».

Según explica Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, Facebook está cerrando miles de perfiles, pero este atropello no se está plasmando en una denuncia masiva contra la red social porque los usuarios suelen dar el caso por perdido. «Se suele pensar que como esto no se paga no hay nada que reclamar, se tiende al conformismo», explica Domingo, quien reniega de esta idea y defiende que «Facebook, como proveedor de servicio, no debe ser el responsable y dueño de lo que en él se aloja, sino que tienen que ser los autores los responsables de lo que publican, para lo bueno y para lo malo» porque, tal y como esto está diseñado, «los propietarios de Facebook dictan sus propias normas, con criterios distintos a los legales y, una vez dentro de la red social, las posibilidades de litigar en su contra son prácticamente nulas».

«Lo que está haciendo Facebook —explica Domingo— es convertirse en juez y parte de la libertad de expresión, decidiendo qué es correcto, justo o ético sin que esto se dirima en un juzgado, sin ajustarse a las leyes, sino al criterio de un webmaster o a la arbitrariedad del responsable del web». Y lo peor de todo esto, aseguran desde la Asociación de Internautas, es que los usuarios tienen gran parte de culpa en este recorte de derechos, pues la mayoría acata un sistema de funcionamiento dictatorial sin plantearse siquiera qué tipo de contrato tiene con Facebook. «La gente cuelga en Facebook las fotografías de sus recién nacidos y sus planes de Navidad como si fuera su casa, y se trata en realidad de una casa ajena a la que le otorgamos fascículos de nuestra intimidad», advierte el presidente de AI.

En el mismo sentido se manifiesta Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, que cree que la osadía de Facebook es permitirse censurar aquello que no les gusta. «Una cláusula contractual no puede centrarse en criterios de la red social, en lo que ellos consideren que es incorrecto, pues entonces estamos ante una cláusula abusiva y, por tanto, ilegal». Este hecho, explica Sánchez, debería denunciarse a las autoridades de consumo, que podrían expedientar a la empresa. «El problema está en que, claro, cualquier empresa puede decidir sus cláusulas contractuales, que son perfectamente legítimas hasta que alguien las revise» y, añade, «estoy seguro de que ninguna administración pública en España ha echado un ojo al contrato de Facebook».

La declaración de derechos y responsabilidades de Facebook reza que «eres el propietario de todo el contenido y la información que publicas en Facebook»,de modo que a la compañía sólo le concedes una licencia temporal para acceder a tus contenidos, cesión que «finaliza cuando eliminas tu cuenta», aunque «puede permanecer en copias de seguridad hasta un máximo de noventa días». Lo mismo pasa cuando es Facebook quién decide eliminarte a ti. Y esta es otra de las principales quejas de los usuarios, que ven un atropello que, después de expulsarte,»se queden con tus fotos, tus escritos y tu libreta de direcciones, así como con todos los mensajes privados que hayas enviado o recibido» porque nadie sabe quién, dentro de la empresa, podrá sacar beneficio de estas cuentas archivadas.

Que Facebook guarda en sus arcas las cuentas eliminadas lo ha comprobado personalmente la escritora Lucía Etxebarría, a quien desactivaron tres perfiles de Facebook y que ha podido recuperar dos ellos después de una larga batalla. «Cuando me devolvieron la cuenta, el contenido seguía allí sin destruir» contaba Etxebarría, explicando que, si no llega a reclamar sus cuentas, hubiesen pasado a estar a disposición de Facebook.

La compañía de Zuckenberg se muestra contuntente cuando asegura que «Facebook nunca se queda con tus datos», aunque permanezcan archivados para su borrado en «un tiempo razonable». Mientras, la Asociación de Internautas recuerda que no hay forma de verificar esto, pues, «una vez te eliminan de Facebook, el usuario pierde totalmente el control y las posibilidades de reclamación o comprobación son escasas o nulas». De esta forma, jamás sabremos si «venden este material o crean una enorme biblioteca con él», insiste Domingo. Además, puntualiza Sánchez, «habría que estudiar hasta que punto Facebook está vulnerando el derecho a la información y la expresión al censurar ciertas publicaciones de esta forma y, cuando arrebate los contenidos a un usuario, la queja podría trasladarse a la Agencia Española de Protección de Datos

Hasta ahora, si el usuario decide luchar para recuperar su cuenta o sus contenidos lo hace con pocos precedentes legales, algo que va camino de cambiar, porque este pasado mes de noviembre la Comisión Europea anunció que regulará el ‘derecho al olvido’ en las redes sociales. Se trata de una propuesta legislativa que se presentará en 2011 y que, entre otros objetivos, pretende reforzar la protección de datos de la Unión Europea y adaptarlos a los cambios generados por las nuevas tecnologías. Con esta reforma de la legislación, anunciaba la vicepresidenta de la Comisión y responsable de Justicia, Viviane Reding, los proveedores de servicios de Internet y los buscadores tendrán que limitar la recogida de datos al mínimo necesario y deberán informar a los usuarios de forma transparente sobre quién recoge y usa sus datos y sobre cómo, con qué fines y por cuánto tiempo lo hace.

Además, las compañías estarán obligadas a garantizar la ‘portabilidad de los datos’, es decir, se conferirá a los clientes el derecho explícito a retirar sus datos (fotos o una lista de amigos) de una aplicación o un servicio y transferirlos a otra aplicación o servicio sin que los responsables del tratamiento puedan bloquearlo. El conjunto de medidas, en definitiva, quiere delimitar las exigencias de privacidad no sólo de Facebook, sino también de sitios como
Tuenti o Twitter, cuyos términos de uso son similares a los de la compañía de Zuckenberg.

Por el momento, al propietario de una cuenta de Facebook sólo le queda reflexionar sobre cada uno de los textos, fotos o vídeos que publica y tener copia de todo el contenido que considere de valor pues, hoy por hoy, y a la luz de terceras experiencias, no hay forma de asegurar la vida de un perfil, ni forma de recuperar su huella digital una vez muerto.

Fuente: Internautas.org

Más críticas a Facebook, en la Wikipedia.

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